The client (Marina en NYC)

16.06.2019

Aquellos quienes seguís mi twitter, recordaréis que en abril pasé unos días en Nueva York. Era mi primera estancia en la ciudad y aunque suene a típico tópico, quedé enamorada de la capital del mundo.

Aproveché la ocasión para poner una anuncio en una web local de acompañantes, dado que iba a estar una semana en la ciudad con mucho tiempo libre por delante, no quería perder la oportunidad de vivir una aventura como escort en un estado, en el que, para empezar, la prostitución no es legal.

Este hecho condiciona mucho la relación entre cliente y escort. De inicio, el cliente suele contactarte con su identidad real, con objeto de que la escort no crea que se trata de un policía a la caza de meretrices. Recibí multitud de correos con nombre y dos apellidos y un enlace a su perfil de linkedin. Es evidente que de por si esto ya te genera confianza, ves que la otra persona va en serio y no, por desgracia, como ocurre en España con frecuencia con los "time wasters". Otro de los elementos diferenciadores es que, si se trata de un usuario habitual de este tipo de servicios, te facilita el contacto de otras escort a quien pedir referencias, decirte si el cliente la trató bien, si hubo algún problema con él..

Recibí muchas más peticiones de las esperadas, y que, por verme inmersa en largas jornadas turísticas, no pude atender. De modo que no me quedó otro remedio que reservar un hueco por la mañana del mismo día que regresábamos a Madrid mientras mi pareja hacía las últimas compras.

Mi alojamiento en la ciudad había sido un precioso apartamento de ladrillo rojo, con chimenea y escalera de emergencia en la ventana. Dado que me marchaba ese mismo día, no me supuso ningún problema facilitarle mi dirección  al cliente, tras un intercambio de unos cuantos correos con sus referencias y concretando la hora.

Debo admitir, estar esperando la llegada de la hora, yo sola en el apartamento, me hizo sentir nerviosa. Nerviosa, excitada y emocionada. Siempre soy yo quien llega a la habitación, quien se da un último repaso en un ascensor anónimo, quien avanza por un pasillo silencioso de suelo enmoquetado, y no al revés. Me hizo sentir muy golfa, puta y viciosa. Sonó el timbre del portal, que daba preludio a tres tramos de escaleras. Yo llevaba puesto este vestido de lentejuelas para recibirle al abrir la puerta y su sonrisa brilló con el reflejo del metal en mi prenda. 

Llamémosle Chad. 35 años, estatura media, complexión delgada. Le invité a una cerveza mientras charlábamos un poco sobre su trabajo y lo que conocía de Europa y España. Conversación muy agradable y fluida que sirvió para que me fuera acercando a él, con las piernas desnudas bajo el vestido para que se animase a tocarme con más facilidad. Se dejaba hacer sin problema, así que tardé poco en sentarme sobre sus muslos y comenzar a besarle. Besaba bien, suave y sincronizado  a mi. La situación de estar sobre un cliente en el apartamento en el que llevaba una semana alojada con mi pareja me puso a 1000, de modo que intuitivamente comencé a restregarme levemente contra su entrepierna. Estiró las manos para acariciarme el culo, ya semidesnudo al haberse subido el vestido por la postura. Un par de minutos después me quité la prenda y me separé levemente para que pudiera contemplar con calma el poderío de mi escote dentro del sujetador negro. Me acerqué de nuevo levemente a él hasta ponerle todo el escote delante de la cara y hundir su rostro entre ellas...

Tras un rato muy rico de aperitivos, pasamos a la cama a degustar el plato principal. Su entusiasmo me procuró unas cuantas embestidas duras e intensas que me hicieron gemir como una loca, de tal modo que en una de las finales mías, se corrió estando sobre mi después de que yo hubiera dejado toda la cama encharcada.

Charlamos un rato más antes de que se marchara,  yo me duchase y vistiera para hacer mis últimas compras neoyorquinas, no sin antes haberme dejado un fajo de doláres segun acordado discretamente sobre la mesa...

¿Seré capaz de organizarme para viajar alguna vez a NYC unicamente como Marina?

I hope so!

Marina



Blog de Marina Costa. Escort en Madrid